Grupo por un lado, DT por el otro, impericia de los dirigentes
En la pretemporada en Tandil, en enero, ya todos hablaban de la Copa Libertadores como el gran objetivo. Y que la meta era arribar al 4 de julio, fecha de la segunda final. Sin embargo, los directivos no se movieron a partir de ahí para que a ese encuentro llegaran todos los jugadores del plantel. Riquelme lo volvió a advertir el pasado 12 de junio en nota con Fox Sports. “Este plantel merece quedarse todo, estar unido, Sosa (el arquero) merece un contrato de diez años, y nosotros queremos a Schiavi, a Roncaglia y a Darío (Cvitanich) con nosotros”, advirtió como natural líder de grupo (Miguel Ángel Russo le dijo alguna vez a LA CAPITAL, ya como DT de San Lorenzo, que “el líder de grupo más positivo” que había tenido en el fútbol dentro y fuera de la cancha había sido precisamente Riquelme).
El grupo estaba robustecido, al cabo. Todo bien entre el plantel. Todo roto con el técnico, quien había acusado equivocadamente a Riquelme por una indicación que no le había hecho a Cvitanich en el primer partido de la Copa, el 14 de febrero de este año, en Venezuela ante Zamora. Ahí estalló el vestuario y la voz más fuerte fue la de Rolando Schiavi, quien casi pasó a mayores, sensibilizado por cuestiones económicas en las cuales supuestamente había participado el DT sin tener que ver.
Meses después, y en medio de los dos choques decisivos de la Libertadores ante Corinthians, Angelici repitió varias veces la ratificación del entrenador sin necesidad alguna, se lanzó que el DT no quería la renovación de Schiavi, hasta último momento no se sabía si Cvitanich iba a poder estar en el segundo partido y, lo más increíble, el autor del gol de Boca en la primera final, Facundo Roncaglia, no pudo jugar la segunda porque no se arregló con la antelación debida su situación. De ese 4 de julio, se reitera, ya se hablaba en Tandil en enero.
Además, el presidente Angelici quiso bajar a Roncaglia del avión que buscaba ser el del festejo. Se dice que Riquelme “se plantó”, en nombre de todo el plantel: o subía Roncaglia, o no se subía nadie.