El Vestuario de Boca
14.08.2014 16:24
Porque, se me ocurre hacer esta nota?.. no soy periodista ni nada por el estilo, soy un hincha común, como todos ustedes. Pero dado la actualidad en esta etapa en boca y con esta dirigencia hay que sacar los “trapos “al sol, voy a recopilar algunos datos sobre las famosas internas en el vestuario del club más grande del país. Claro está que cuando en un plantel profesional, no son todos amigos es común eso es un ejemplo claro cuando vas al colegio que con otras personas te llevas mejor o a otras ni les hablas. Pero futbolísticamente hablando pasa lo mismo pero ellos son profesionales y muchas veces pasa que la mayoría de los jugadores dicen ser hinchas del club en el cual juegan, y tiran todos para el mismo lado y se obtienen logros u otros jugadores llegan al club y a veces “les pesa” la camiseta en el club del cual están jugando y comienzan las internas. Muchas veces se dice que hay peleas, por ejemplo por el “egoísmo” de los jugadores o por el salario que cobran cada jugador. Pero en fin, voy a citar las famosas internas hasta la actualidad!
“HALCONES Y PALOMAS”
Tras cerrar 1992 cortando con once años de sequía sin títulos a nivel local, el año 1993 pintaba como para grandes cosas ya sin la presión por conseguir el campeonato. Pero no, nada que ver. Esa vuelta olímpica fue, inesperadamente, el punto de partida que hizo crecer una interna descomunal en el plantel de Boca
En plena pretemporada de verano el rumor empezó a tomar cuerpo, pero de una forma bastante tranca como para preocuparse, ya que sólo hablaba de algunas diferencias entre Navarro Montoya y Márcico acerca de si Pogany debía cobrar fortuna o no como plantearle a Heller la repartija del premio por el Apertura ganado. Pero el correr de los meses demostraría que había otros problemas de fondo. Y bastante más serios.
Tan rápido se terminó de pudrir la cosa, que con el Clausura 93 en pañales (?), el Maestro Tabárez estuvo totalmente desbordado y hasta amagó a renunciar dos veces durante el mes de marzo. Una de las veces fue tras el empate 1-1 con Huracán en Parque Patricios por la sexta fecha, jornada en donde se terminó de blanquear deliberadamente la guerra, ya que el Tomás Ducó fue escenario de malas caras ante pases errados, insultos y hasta acusaciones y gestos mutuos de no poner todo lo necesario para el bien del equipo. Semejante escenario, como no podía ser de otra manera, terminó de volar por el aire al domingo siguiente en ocasión del choque con San Lorenzo en la Bombonera.
Ese domingo 28 de marzo por la mañana, Boca terminó perdiendo un partido bastante raro. No por el 3-4 ante el Ciclón, sino por la forma y lo pegadito que llegaron algunos goles azulgranas tras llamativas fallas en la defensa de Boca. Cerca del mediodía, con la derrota ya consumada, el vestuario fue un polvorín. Se escucharon gritos y algunos golpes, pero la hipótesis de un mano a mano (?) entre el Mono y el Beto fue desmentida ipso facto en el anillo inferior del estadio. Márcico pidió micrófonos y aclaró (?): “...la entrega del equipo, más allá del resultado, sirve para demostrar que acá no hay nada raro. Yo puedo tener diferencias con algún compañero, pero de ahí a no poner todos igual, hay mucha diferencia. Por eso digo: la respuesta la dio Boca en la cancha...”. Claro que ver los entrenamientos de Boca en la semana post San Lorenzo fue como para dudar un poco del Beto. Los dos bandos ni se miraban, habían quedado bien alineados y con muchas ganas de seguir sumando gente para la batalla final (?).
De un lado estaban Márcico, Tapia, la Larva Saturno, Giunta y el Manteca Martínez. Y enfrente quedaron Navarro Montoya, Simón, Giuntini y un Chiche Soñora. Uno de los graves problemas que empeoró la situación es que ambos bandos no daban lugar para indecisos. Así que saludar a uno de los cabecillas era ponerse en contra al otro bando y viceversa. Y pobrecito del que intentara andar bien con los dos. Inmediatamente era acusado de patear para los dos lados y el cartelito de traidor era el pasaporte a ser ninguneado como Dios manda (?).
El enfrentamiento tuvo como origen un par de puntos clave. Uno fue cuando en el verano de 1993, Tabárez puso la cinta de capitán a votación de todo el plantel. El Mono ganó la compulsa por un solo voto de diferencia, cosa que no fue digerida por Márcico y los suyos. Empezaron a acusar al arquero de portación de cinta sólo para mostrarse ante los medios como representante del plantel cuando en realidad el consenso hacia el Mono no era tal. También los dardos hacia Navarro Montoya hacían foco en sus deberes como capitán, ya que se lo acusaba de ser un interlocutor bastante blanco a la hora de pelear los números con Heller.
Por si faltaba algo más, había un componente deportivo. Desde el bando del Beto tildaban de “Perdedores” a los del Mono, aludiendo claramente al tiempo que estaban en el club sin poder ganar títulos. Cosa que tras la vuelta olímpica del 92 tomó fuerzas, ya que muchos consideraban que sin el aporte de los Márcico, Giunta y Martínez por ejemplo, el final del Apertura 92 hubiera sido sin vuelta olímpica. Con semejante mar de fondo ya no hubo vuelta atrás y la dirigencia no supo valorar la magnitud de la crisis. Y sino repasemos lo que decía Heller unos diez días antes que el Maestro Tabárez pegara definitivamente el portazo tras la fecha 11: “...sigo pensando que los únicos problemas son futbolísticos, entonces la Comisión Directiva no hará nada para solucionar un tema que no existe. Personalmente me parece lógico que Cabañas esté molesto porque no juega de titular, lo contrario me preocuparía. También me gusta que Márcico pretenda la capitanía, lo otro no sería propio de él...”.
Recién después de unos meses y en un programa partidario, un dirigente blanqueó la situación y dejó para la posteridad el nombre de ambos bandos: “....la verdad, hay dos grupos diferentes que están enfrentados. Son tan diferentes e irreconciliables como lo pueden ser los halcones y las palomas...”.
El famoso cabaret”
Todo nació en 1998. Héctor "Bambino" Veira era DT de Boca Juniors y tuvo que arreglar un vestuario... dividido. Era el 20 de abril, Latorre - cansado de ser señalado como el culpable de todos los males- salió del entrenamiento y, sin bajarse de su auto, disparó una frase que pasaría a la historia. "Boca es un cabaret", dijo.
Los problemas entre Latorre y el resto del plantel por su individualismo y falta de entrega salieron a la luz luego de una derrota ante Lanús. "Pero ya había antecedentes lejanos. En el Apertura 1997 tuvo serias discusiones con Julio Toresani (que se había ido a Independiente) por su forma de jugar. Durante el actual campeonato, las diferencias con los demás habían bajado los decibeles, pero el martes volvieron las palabras fuertes"
La gran interna: PALERMO VS RIQUELME
Nadie sabe lo que va a pasar. Pero el enfrentamiento entre Riquelme y Palermo es irreversible. Si bien nunca fueron amigos, la convivencia había resultado positiva durante la primera etapa. Compartieron planteles desde mediados de 1997 hasta fin de 2000, cuando tuvieron algún encontronazo previo a la final intercontinental contra Real Madrid. Se reencontraron en el primer semestre de 2007 y ganaron la Copa Libertadores con Román en estado de gracia. Tampoco hubo inconvenientes. La interna explotó en 2008 con el regreso de Riquelme, contratado con el salario europeo de Villarreal y de notable diferencia respecto de Palermo, uno de los mejor pagos hasta ahí. Crecieron los celos y sólo faltaba un episodio desencadenante para que la bomba detonara. Ocurrió en la Copa Libertadores 2008. Suspendido Caranta, Pablo Migliore, amigo de Martín, cometió un grueso error en el empate 2 a 2 ante Fluminense por el encuentro de ida de semifinales. El 10 se lo reprochó con acidez y dureza. El 9 reaccionó en defensa del arquero y le endilgó falta de compromiso. Se pudrió todo pero no hubo tiempo de que el enfrentamiento se notara en la cancha. Tras el final de la temporada 07-08, Riquelme se fue a Pekín con la selección olímpica. Volvió para jugar la segunda final de la Recopa Sudamericana ante Arsenal de Sarandí. Apenas tres días antes, Palermo se había roto el ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha. A pesar de la mala relación, su compañero le envió un mensaje de texto deseándole una pronta recuperación.
El Apertura '08 se jugó bajo el signo de Román. Goles de tiro libre y buenos centros le alcanzaron para ser determinante en la obtención del título. Pero antes del clásico ante RiBer, Julio Cáceres había lanzado desde Paraguay una granada mediática, exponiendo brutalmente la interna: "Riquelme no corre. No da el ejemplo como Palermo, nuestro líder positivo". Los grupos ya estaban divididos. El 9 contaba con Battaglia, Palacio, Morel y Cáceres, entre los más representativos. Al 10 lo seguía Ibarra, juveniles como el arquero García y Gaitán; y su amigo Luciano Figueroa, contratado para suplir la ausencia de Palermo. La interna permanecía en el vestuario. Pero cuando regresó el Titán comenzó a notarse dentro de la cancha y perjudicó al equipo. No había diálogo futbolístico. Tuvo su punto culminante en la derrota 0-1 ante Defensor que eliminó a Boca de la Copa Libertadores 2009. "Así no podemos seguir. Hay que cambiar muchas cosas", dijo el goleador, muy caliente en un pasillo de la Bombonera.
Carlos Ischia, quien había apostado por la autorregulación del grupo, fue despedido. La ruptura del plantel se lo llevó puesto. A principios del año pasado, Jorge Ameal había designado a Carlos Bianchi como manager con la esperanza de que asumiera como entrenador. Pero el Virrey no sólo no ejerció de DT sino que tampoco se metió en los asuntos internos: "yo no entro en el vestuario" Bianchi eligió a Basile con el objetivo de que arregle el problema de convivencia. Coco, aún golpeado por su salida del seleccionado, creyó que la situación era manejable pero enseguida se dio cuenta de que el aire era irrespirable. Rodrigo Palacio pidió que la dirigencia aceptara la primera oferta por su pase y se fue a Genoa. Basile presentó su renuncia tras una derrota ante Godoy Cruz. Su hijo Alfito y sus amigos lo convencieron para que se quedara. Los divos se dieron cuenta de esta situación límite y se comprometieron a dejar las diferencias en el vestuario. En el partido ante Vélez, Riquelme hizo un golazo y Palermo metió ese cabezazo teledirigido. Román se le colgó del cuerpo en el festejo y se regalaron mutuos elogios. La primavera continuó con el clásico ante RiBer: pase del 10, gol del 9 y abrazo. Pero Riquelme se desgarró en el partido contra Chacarita y el equipo terminó el campeonato sin pena ni gloria. En ese momento, la interna directiva ya influía mucho más que la del plantel. Despechados por la contratación de Bianchi, Beraldi y Crespi mandaban mensajes a través del periodismo para erosionar la tarea del manager. Lo mismo hacía Marcelo London, hombre de confianza del Virrey, para descalificar el trabajo del entrenador. Y en el medio, el presidente.
La incompetencia de Jorge Amor Ameal y su comisión directiva en 18 meses de gestión queda retratada en la salida de tres entrenadores (Ischia, Basile y Alves) y la frustrante etapa de Bianchi. El cuerpo directivo es el principal responsable de la crisis deportiva. En junio de 2009, no detectó cual era el verdadero problema y desperdició una oportunidad de renovación. Por sus respectivos vínculos afectivos con los jugadores, ni la dirigencia, ni Bianchi, ni Basile se hicieron cargo del asunto. No es fácil. Se trata de dos ídolos que quedarán en la historia del club. Cualquier determinación tendrá costos políticos. Pero los dirigentes también están para tomar decisiones antipáticas. No siempre se puede conducir con viento a favor. Hace falta carácter, liderazgo y capacidad de gestión. Nada de esto ha mostrado la CD de Boca hasta aquí.
Después de casi un año, la interna entre el 9 y el 10 volvió a manifestarse en el campo de juego. Román le dio el pase para el gol 219 y después le dio la espalda en el festejo. Sabe comunicar sus ideas. Hace nueve años tras un gol a River, había explicado su gesto desafiante al presidente Macri con el argumento de que a su hija le gustaba el Topo Gigio. El lunes, saludó a todo el estadio menos a la tribuna ocupada por la barra brava, que lo había apretado días atrás. Inmediatamente, vinculó a esta acción con su enemigo íntimo. Los mercenarios ya le habían mandado un mensaje en el superclásico cuando, en pleno clamor de todo el estadio por Riquelme, cantaron por Maradona y desplegaron una bandera financiada por Diego en la década del noventa. Ese día, el seleccionador regresó a la Bombonera. La 12 le había garantizado que no pasaría un mal momento. Invitado por la barra que genera un montón de plata gracias a su presencia, Martín ha concurrido a diferentes actos en las peñas boquenses. Como contraprestación, recibe el apoyo incondicional. Pero también Román ha asistido a estos eventos organizados por la barrabrava. En su imprescindible libro La Doce, Gustavo Grabia documenta con fechas y nombres esta conexión entre los futbolistas y la barra, determinante para entender lo que ha pasado aquí.
¿Por qué no hablamos del juego, de ese pase gol del 10 para el 9? Porque los propios protagonistas se encargaron de enfatizar lo periférico. Fue muy evidente la molestia del 10, de espalda a la barra que lo apretó y a su compañero récord. Y fue muy evidente la molestia del 9, expresada en todos sus reportajes. Fieles a su respectivo estilo, uno habló con gestos, el otro con palabras. Complementarios y compatibles dentro de la cancha, afuera no se soportan. Falta de compromiso, diferencia salarial, manejo del grupo, relación con los periodistas y trato con la barra son algunas de las acusaciones cruzadas, puntualmente amplificadas por los mensajeros. Riquelme está convencido de que, detrás de las declaraciones de Palermo y la difundida candidatura de Guillermo Barros Schelotto para el cargo de DT, está la mano invisible de Mauricio Macri para sacarlo de Boca.
La aparición mediática de un testigo de otro tiempo como Chelo Delgado no hace más que lastimar la imagen del club. Mientras tanto, la CD está desbordada por la situación. El presidente Ameal anunció la intención de renovarles a los dos con el riesgo de pasar otra temporada de conflictos. Si se queda uno de los dos y el equipo no funciona, la hinchada pedirá inmediatamente el regreso del otro y responsabilizará al que se quedó por la salida del que se fue. En el aspecto futbolístico, Boca cuenta con Viatri para reemplazar al ejemplar Martín pero no tiene un equivalente para Román, el último especialista. Fuera de la cancha, el estilo gentleman de Palermo, abierto al diálogo y siempre dispuesto a la nota periodística, les agrada más que la hosquedad de Riquelme, quien desconfía de la prensa y divide al mundo entre amigos y enemigos, fiel a su esencia. La última hipótesis es que, ante el hartazgo de propios y extraños, se vayan los dos. No puede descartarse ninguna. Nadie, ni siquiera los protagonistas de esta historia, sabe lo que va a pasar. Lo que ha pasado, lo sabe todo el mundo.
“PLANTEL DE LA ERA FALCIONI Y BIANCHI HASTA LA ACTUALIDAD”
RIQUELMISTAS-NO RIQUELMISTAS Y NEUTRALES: la historia es estar del lado del '10' o no. Desde que llegó Julio Falcioni, la interna del plantel se hizo cada vez más profunda. El DT' que lo llevó a una final continental, a ser campeón invicto en el plano local y de la Copa Argentina, se fue cruzando más y más con el enganche, al punto no renovó por la decisión de Daniel Angelici, tras los insultos de todo un estadio en la última fecha, cuando Falcioni le había dado todo el protagonismo que Boca no tenía hace años.
Se fue Falcioni y llegó Carlos Bianchi, quien tuvo muchos problemas para manejar un plantel dividido desde ese momento entre los que apoyan y los que no al enganche. No hay que olvidarse que 'huyeron' jugadores como Walter Erviti (de gran rendimiento), quien le apuntó a Román; Santiago Silva (goleador y campeón con Lanús) y Leandro Somoza (figura en el "Granate"). Los tres se fueron porque no aguantaban más al '10', y encima los dos primeros fueron mandados a la Reserva por el 'Virrey'.
De ese grupo de 'pilares' anti-Riquelme, quien se quedó fue Agustín Orión, que ahora empieza a tener las horas contadas en el club, a pesar del buen rendimiento que lo llevará al Mundial. Ya el arquero quedó en la mira cuando lesionó a Leandro Paredes, uno de los 'mimados' de Román en una práctica de fútbol que finalizó con la fractura del tobillo del juvenil (hoy en Europa). Y ahora, con la pelea ante Pablo Ledesma (uno de los 'discípulos' de Riquelme), luego de que éste dijera que había un alcahuete en el plantel y lo marcara al '1' indirectamente, han puesto con un pie y medio afuera al guardameta. Podría seguir, pero parece muy difícil una convivencia después del Mundial entre ambas partes, que a través de sus declaraciones marcan diferencias de gustos. Salvo que Angelici 'limpie' en junio al enganche, a Bianchi y a todos los 'Riquelmistas'
ASÍ QUEDARON LOS GRUPOS
Riquelmistas: Bianchi, Riquelme, Diego Rivero, Daniel Díaz, Emmanuel Gigliotti, Pablo Ledesma y Leandro Marín.
No Riquelmistas: Agustín Orión, Hernán Grana, Juan Manuel Martínez, Claudio Pérez, Emanuel Insúa, Sebastián D'Angelo, Manuel Vicentini y Claudio Riaño.
Neutrales: Fernando Gago, Juan Forlín, Cristian Erbes, Juan Sánchez Miño, Diego Perotti y Franco Fragapane.
Ahora bien, en los últimos tiempos como estas historias de la era falcioni hasta la actualidad hubieron varios cambios. Esta dirigencia de la mano de Daniel Angelici ( el peor presidente de la historia), no le renovó al último ídolo a JUAN ROMAN RIQUELME el supuesto “ problemático “ en el vestuario, pero claro esta Román se ya no está y tal vez el vestuario iba a calmarse un poco pero es muy lejos a la actual realidad, hoy por hoy la interna es entre AGUSTIN ORION Y FERNANDO GAGO. En el plantel actual no se pueden ni ver uno por que tiene que poner el ritmo “futbolístico” al equipo y darle rodaje y el arquero porque es un boicotero y se “moría “de ganas por tener la cinta de capitán en el cual hoy la tiene puesta Daniel Díaz. Con esta nota, termino diciendo la actualidad del plantel y lo que pasa en el vestuario, el “ quilombero” Riquelme ya no está mas y los periodistas no le pueden decir nada en su contra a lo sumo le podrán decir “ los Riquelmistas que quedaron en el plantel” pero su “ líder” ya no está más y no van a poder decir barbaridades!.
Nico Mignaquy
Cronista de: Opinion Azul Y Oro